CUANDO EL NIÑO NO RECIBE EL REGALO ESPERADO

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¿Regalo no esperado?

Se aproxima la navidad y es muy común oír en nuestros niños la frase” Yo esto no lo he pedido” como padre muchas veces nos sentimos desbordados ante la frustración de nuestros niños y no sabemos cómo actuar. Pues bien, la base esta en enseñar a los niños el manejo de la tolerancia y la frustración, lo que permitirá que a medida que crecen se vayan dando cuenta que no siempre sus deseos serán satisfechos de inmediato. Lo que traerá como consecuencia que los niños comiencen a aprender a aceptar y a tolerar cierta molestia cuando sus deseos no se cumplan. Es decir, aprenden, en mayor o menor medida, a tolerar la frustración al mismo tiempo que van adquiriendo autonomía y mayor capacidad para manejar el entorno que les rodea pudiendo contribuir  por si mismos a la satisfacción de sus deseos.

Resultado de imagen de niños llorando con un regaloPara manejar este tipo de problemas os daré los siguiente tips:

1     Si vuestro pequeño tiene menos de 8 años le diremos que el regalo recibido es lo que el rey mago o papa Noel quiso para él. En cambio para los niños mayores se le puede dar una explicación con valores, es decir, hacerles ver que el regalo es algo simbólico.

       Pero si las explicaciones no son suficientes y el niño no deja de llorar los papas no deben sentirse más al respecto si no que por el contrario deben tratar de no darle importancia, armarse de paciencia y tener una actitud firme frente a las incesantes pataletas. En ningún caso ceder ante el niño diciéndole que mañana le comprara otro regalo porque así el pequeño nunca va a poder superar su etapa de frustración

3    Evitar siempre los grandes regalos. Desde pequeños es recomendable enseñarles que los obsequios son una expresión de cariño.

Por ultimo os dejo un cuento muy bonito escrito para niños de la escritora Rocío Cumplido. Cuento infantil sobre los reyes magos sugerido para niños entre 6 y 10 años.

Resultado de imagen de niños leyendo cuentoUn regalo inesperado. Cuentos de reyes magos para niños.
Quizás ya sepas que los reyes Magos vienen de oriente y que durante la noche de reyes viajan por todo el mundo repartiendo miles de regalos a todos los niños, pues no existen los niños malos, todos son buenos.

¿Pero espera un momento? ¿De dónde sacan los reyes magos todos esos juguetes? ¿Crees que simplemente aparecen en tu cuarto mágicamente?

Pues ahora te voy a desvelar un secreto que a nadie le puedes contar. Siéntate y agárrate pues esta sorpresa te hará caer de un traspiés.

Allá en lo más profundo del desierto, detrás de una cumbre de arena, se esconde un taller mágico; donde un juguetero de mil años de edad, fabrica durante todo el año los juguetes que los niños aún no habéis pedido; pero con los que ya estáis soñando. Y es que este juguetero tiene en su mágico taller un árbol de navidad encantado: Cada vez que un niño o niña decide cual es el regalo que quiere para la siguiente navidad, una bola aparece en el árbol con la imagen del juguete grabado.


Así que cada año, cuando los reyes han terminado de repartir caramelos a todos los niños de todo el pueblo: recogen los paquetes y empiezan a repartir los regalos entre todos los niños que han pedido un juguete. Después, los magos de oriente se montan en sus camellos y se alejan siguiendo a una brillante estrella, que los guiará en su viaje por todo el mundo.

Tras un largo año de duro trabajo, el juguetero se prepara para su merecido descanso: se calienta un vaso de leche con cacao, coge un plato con turrón de chocolate, mantecados y se sienta en su viejo sillón junto a la chimenea. Justo cuando está a punto de quedarse dormido, una brillante luz le hace abrir los ojos; y al mirar hacía el árbol de navidad no puede creer lo que ve: ¡cientos de nuevas bolas han aparecido otra vez!

-¡Pero es imposible!- piensa el juguetero. -Los niños aún no han tenido tiempo de abrir sus regalos.

Cuando se acerca y coge una de las bolas, se sorprende porque no hay nada grabado, no hay ningún juguete dibujado. Entonces, las bolas empiezan a brillar y una a una las voces de cientos de niños y niñas se empiezan a escuchar:

No deseo juguetes este año, sólo deseo que mis padres encuentren un trabajo.

No deseo juguetes este año, sólo que mi abuelo se ponga bueno, el pobre está muy enfermo.

No deseo juguetes este año, sólo poder vivir en una casa con mis padres y hermanos.

El juguetero no puede evitar emocionarse al escuchar unos deseos tan puros, nobles y bondadosos.

-¿Cómo podría ayudarles?- piensa. Ya que los reyes magos no irán a las casas de esos niños este año; pues ellos no han pedido ningún juguete, su realidad es muy diferente.

De repente, las bolas de navidad vuelven a brillar y de ellas salen el sonido de las risas de esos niños: risas cuando juegan con sus padres amigos o hermanos y risas llenas ilusión cuando corren detrás de la cabalgata de los tres reyes Magos.

Es entonces cuando el juguetero se da cuenta de cómo ayudar a esos pequeñajos. Con las pocas herramientas y materiales que quedan en el taller; el juguetero fabrica cientos de palomas mensajeras. Estas palomas están hechas con piezas de viejos juguetes que quedaron olvidados en el taller, pues a veces los niños deciden que quieren un regalo diferente.

Antes de lanzadlas a volar: el juguetero les ata a sus patas un regalo para esos niños. Un regalo muy especial.

Gracias a la magia de la navidad, las palomas fabricadas con juguetes echan a volar y cruzan desiertos, mares y continentes hasta que una a una llega a su destino.

La mañana de reyes; cuando los niños despiertan, encuentran a los pies de sus camas una bola de navidad. Al cogerlas, empiezan a brillar; y reflejadas en ellas los niños y niñas pueden ver las imágenes de sus padres, sus amigos, sus primos y hermanos: corriendo en bicicleta, jugando en la nieve ¡y la imagen de sus deseos cumpliéndose!

De pronto, de la bola de navidad sale la voz del juguetero diciendo:

Juntos os divertiréis, juntos os reiréis y juntos vuestros deseos conseguiréis.

Felices y contentos los niños van junto a sus padres corriendo: para darles un abrazo, un beso y pasar el día jugando con ellos.

En su taller, el juguetero se recuesta de nuevo en su sillón para descansar. Feliz porque ha podido darles a esos niños y niñas un regalo que no habían pedido, con el que no pasarán las horas jugando. Un regalo inesperado: el regalo de la esperanza en un futuro mejor. Un futuro que juntos podrán conseguir. Quizás se haga esperar; pero hasta entonces pasa una Feliz Navidad con las personas que quieres, pues ellos son tu mejor juguete.


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