“MIS NIÑOS
NO ME ESCUCHAN”
¿Por qué los niños no
escuchan?
Pues básicamente por dos motivos: Por lejanía
emocional y falta de autonomía
Lejanía emocional: Los
padres solemos negar los sentimientos de nuestros hijos con frases como “ No
puedes estar cansado! Acabas de dormir la siesta!,! No seas tímida! Esta niña solo
quiere ser tu amiga” o “ No puedes tener frio porque hace mucho calor! Quítate
el jersey!
Esto les confunde y les da a
entender que no saben lo que están sintiendo. Por lo tanto, aprenden que no
pueden fiarse de ellos mismos.
Pero los sentimientos nunca
son buenos o malos. Están allí y no se pueden hacer nada para evitarlos.
Son las acciones que suceden a ese sentimiento las que deben modificarse.” Me
doy cuenta de que estas enfadada con tu hermana, pero díselo con palabras, no
con golpes ni insultos”.
FALTA DE AUTONOMÍA:
Cuando un niño recibe la orden “dúchate”
sin ningún otra explicación, por muy evidente que sea el motivo (quizá es la
rutina diaria antes de acostarse o al salir de la piscina), está percibiendo
que ha perdido toda su autonomía y libertad en esa cuestión.
Pero cuando escucha algo como”
Juan, ya sabes que tienes que ducharte para que al dormir estés más relajado y
duermas mucho mejor” Va a comprender que detrás de esa petición hay un motivo
lógico. Por eso dejara de ver la ducha como una obligación y empezara a verla
como algo necesario para dormir mejor
¿COMO HABLAR PARA QUE LOS
NIÑOS ESCUCHEN?
Escuchamos cuando sentimos que la
otra persona nos comprende y que por lo tanto sus consejos serán los más
adecuados para nosotros.
A continuación te propongo una
serie de pasos para empatizar con Claudia, conseguir que te escuche y en última
instancia que te obedezca.
1 Reconoce
sus emociones: Sé que a veces es difícil, especialmente cuando se trata de
lidiar con emociones negativas como la tristeza o el miedo. En casos la
tendencia natural de los padres es intentar apoyar al niño” arreglando” esas
emociones” no te pongas triste” ¡tienes que tranquilizarte!
Pero las emociones
no pueden ocultarse o corregirse una vez ha aparecido. Por eso el primer paso
es demostrar que la entiendes. Demuéstrale que escuchas con palabras como “aja”
“entiendo” o “ya veo”.
Luego ponle tu
misma nombre al sentimiento: “veo que estas realmente enfadada” o “sí. No me
extraña que estés triste”. No te preocupes por acertar, si te equivocas con el
sentimiento posiblemente te corrija.
Juzgando lo
único que vas a conseguir es dañar sus autoestima o ayudarle a justificar su
conducta (“ si soy un desobediente! Entonces puedo comportarme como tal!). Cuando los niños se sienten atacados a través
de un juicio que pone en duda su valor, inmediatamente se ponen a la defensiva
y cualquier posibilidad de escucha se desvanece.
¿Qué puedes
hacer en su lugar? Pues en vez de decirle” No me haces caso, tienes que
desvestirte para ir a la ducha” utilizamos “desvístete para poderte duchar, no
podemos ducharnos con la ropa puesta y veras como después de ducharnos nos sentiremos
más relajadas y listas para dormir o jugar un ratito”.
AÑADE
MOTIVOS Y OBJETIVOS A TUS PETICIONES:
No debes olvidarte de añadir motivos
y objetivos que hay detrás de tu mensaje. Cuando le dices a tus hijos “hoy
tienes que comer verdura”. Sin más explicaciones, su mente puede llegar a
varias conclusiones:
- - Que a ti te gusta la verdura y quieres hacérsela
comer a él también
- - Que la verdura es algo malo y le castigas
dándosela para comer
- -Que se te ha acabado la comida buena y solo te
queda eso
Para evitar estas conclusiones,
añade un motivo y un objetivo a tus propuestas:
“hoy tienes que comer verdura
para cenar porque tiene muchas vitaminas (motivo) y así estarás más fuerte para
luchar contra los virus (objetivo)”.
Cuando tu
petición no sea atractiva para tu hijo proponle hacerlo juntos.
5 DALE
LIBERTAD: Por ejemplo puedes dar a elegir como y cuando quiere hacer algo. Podrías
preguntarle que cuando quiere bañarse, si antes o después de cenar. O que plato
de verduras prefiere, el que tiene más coliflor o más espinaca.
De esta forma
nuestro hijo se sentirá que tiene cierta autonomía, cierto margen de reacción,
cierto margen para elegir, y su reacción emocional será mucho más positiva que
si directamente le dices! Dúchate! O ¡come!
EJEMPLO PRÁCTICO
SITUACIÓN: Celia cuando sale del
colegio no te cuenta el tema que han dado.
Tu: Es normal que no te acuerdes del
tema que habéis dado, han pasado muchas horas y supongo que estarás cansada,
recuerdo que cuando era pequeña la abuela me preguntaba y yo nunca respondía.
Pero me di cuenta de que lo que quería era ayudarme y se nos ocurrió una idea
dedicar diez minutos antes de dormir para contarnos nuestro día y comernos algo
dulce. ¿Quieres que dediquemos diez minutos antes de dormir para contarnos? Lo
llamaremos “nuestra hora de confesiones”.
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