¿Regalo no esperado?
1 Si vuestro pequeño tiene menos de 8 años le
diremos que el regalo recibido es lo que el rey mago o papa Noel quiso para él.
En cambio para los niños mayores se le puede dar una explicación con valores,
es decir, hacerles ver que el regalo es algo simbólico.
Pero si las explicaciones no son suficientes y
el niño no deja de llorar los papas no deben sentirse más al respecto si no que
por el contrario deben tratar de no darle importancia, armarse de paciencia y
tener una actitud firme frente a las incesantes pataletas. En ningún caso ceder
ante el niño diciéndole que mañana le comprara otro regalo porque así el
pequeño nunca va a poder superar su etapa de frustración
3 Evitar siempre los grandes regalos. Desde
pequeños es recomendable enseñarles que los obsequios son una expresión de
cariño.
Por ultimo os dejo
un cuento muy bonito escrito para
niños de la escritora Rocío Cumplido. Cuento infantil sobre los reyes magos
sugerido para niños entre 6 y 10 años.
Quizás ya sepas que los reyes Magos vienen de oriente
y que durante la noche de reyes viajan por todo el mundo repartiendo miles de
regalos a todos los niños, pues no existen los niños malos, todos son buenos.
¿Pero espera un momento? ¿De dónde sacan los reyes
magos todos esos juguetes? ¿Crees que simplemente aparecen en tu cuarto
mágicamente?
Pues ahora te voy a desvelar un secreto que a nadie le
puedes contar. Siéntate y agárrate pues esta sorpresa te hará caer de un
traspiés.
Allá en lo más profundo del desierto, detrás de una
cumbre de arena, se esconde un taller mágico; donde un juguetero de mil años de
edad, fabrica durante todo el año los juguetes que los niños aún no habéis
pedido; pero con los que ya estáis soñando. Y es que este juguetero tiene en su
mágico taller un árbol de navidad encantado: Cada vez que un niño o niña decide
cual es el regalo que quiere para la siguiente navidad, una bola aparece en el
árbol con la imagen del juguete grabado.
Así que cada año, cuando los reyes han terminado de
repartir caramelos a todos los niños de todo el pueblo: recogen los paquetes y
empiezan a repartir los regalos entre todos los niños que han pedido un
juguete. Después, los magos de oriente se montan en sus camellos y se alejan
siguiendo a una brillante estrella, que los guiará en su viaje por todo el
mundo.
Tras un largo año de duro trabajo, el juguetero se
prepara para su merecido descanso: se calienta un vaso de leche con cacao, coge
un plato con turrón de chocolate, mantecados y se sienta en su viejo sillón
junto a la chimenea. Justo cuando está a punto de quedarse dormido, una
brillante luz le hace abrir los ojos; y al mirar hacía el árbol de navidad no
puede creer lo que ve: ¡cientos de nuevas bolas han aparecido otra vez!
-¡Pero es imposible!- piensa el juguetero. -Los niños
aún no han tenido tiempo de abrir sus regalos.
Cuando se acerca y coge una de las bolas, se sorprende
porque no hay nada grabado, no hay ningún juguete dibujado. Entonces, las bolas
empiezan a brillar y una a una las voces de cientos de niños y niñas se
empiezan a escuchar:
No deseo juguetes este año, sólo deseo que mis padres
encuentren un trabajo.
No deseo juguetes este año, sólo que mi abuelo se
ponga bueno, el pobre está muy enfermo.
No deseo juguetes este año, sólo poder vivir en una
casa con mis padres y hermanos.
El juguetero no puede evitar emocionarse al escuchar
unos deseos tan puros, nobles y bondadosos.
-¿Cómo podría ayudarles?- piensa. Ya que los reyes
magos no irán a las casas de esos niños este año; pues ellos no han pedido
ningún juguete, su realidad es muy diferente.
De repente, las bolas de navidad vuelven a brillar y
de ellas salen el sonido de las risas de esos niños: risas cuando juegan con
sus padres amigos o hermanos y risas llenas ilusión cuando corren detrás de la
cabalgata de los tres reyes Magos.
Es entonces cuando el juguetero se da cuenta de cómo
ayudar a esos pequeñajos. Con las pocas herramientas y materiales que quedan en
el taller; el juguetero fabrica cientos de palomas mensajeras. Estas palomas
están hechas con piezas de viejos juguetes que quedaron olvidados en el taller,
pues a veces los niños deciden que quieren un regalo diferente.
Antes de lanzadlas a volar: el juguetero les ata a sus
patas un regalo para esos niños. Un regalo muy especial.
Gracias a la magia de la navidad, las palomas
fabricadas con juguetes echan a volar y cruzan desiertos, mares y continentes
hasta que una a una llega a su destino.
La mañana de reyes; cuando los niños despiertan,
encuentran a los pies de sus camas una bola de navidad. Al cogerlas, empiezan a
brillar; y reflejadas en ellas los niños y niñas pueden ver las imágenes de sus
padres, sus amigos, sus primos y hermanos: corriendo en bicicleta, jugando en
la nieve ¡y la imagen de sus deseos cumpliéndose!
De pronto, de la bola de navidad sale la voz del
juguetero diciendo:
Juntos os divertiréis, juntos os reiréis y juntos
vuestros deseos conseguiréis.
Felices y contentos los niños van junto a sus padres
corriendo: para darles un abrazo, un beso y pasar el día jugando con ellos.
En su taller, el juguetero se recuesta de nuevo en su
sillón para descansar. Feliz porque ha podido darles a esos niños y niñas un
regalo que no habían pedido, con el que no pasarán las horas jugando. Un regalo
inesperado: el regalo de la esperanza en un futuro mejor. Un futuro que juntos
podrán conseguir. Quizás se haga esperar; pero hasta entonces pasa una Feliz
Navidad con las personas que quieres, pues ellos son tu mejor juguete.
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